New York repasito

Anoche, un recorrido nocturno por los bonitos aledaños del  Rockefeller Center, su elegante pista de patinaje y el  simbólico "Atlas", titán griego que sostiene Nueva York; justo en frente cruzamos la 5ª Avenida atraídos por la majestuosidad de San Patricio, el segundo templo católico mas grande de  América del Norte.

Y así son las tres mañanas de los días siguientes: lunes 26, martes 27 y miércoles 28.

De camino al sur una paradita obligatoria al lado del Flatiron Building y una fotito de grupo con el elegante Empire State Building de fondo, antes de seguir hacia al sur y zambullirnos en Wall Street y la zona cero.

Wall Street es una zona concurrida, muy vigilada, siempre ajetreada, salpicada de símbolos como la estatua de la niña frente al edificio de la bolsa desafiándolo, o el toro embistiendo a cualquier crisis que se atreva a acercarse. ¡Así son estos americanos, siempre echados para adelante!. 

Muy cerquita la zona cero, zona de impacto, zona de recuerdo, zona que resurge y se yergue con gesto altivo frente a las duras adversidades que la azotaron.

Todo de un vistazo, los vacíos que dejaron las torres gemelas y los nombres de todas las personas fallecidas grabados en bronce, el Memorial 11s, el escalofriante mundo que se pierde en un instante bajo la tierra, el agua se desliza por los muros y desaparece para siempre en un hoyo. Hay que tomar aire varias veces, hay que respirar profundo para asimilar la inexplicable miseria humana. Si alguna de las víctimas cumpliera años, cada día operarios que cuidan el monumento colocan sobre su nombre una rosa blanca... y el corazón se acelera.

Allí mismo, sin moverse puede observarse la gran paloma blanca de Calatrava "The Oculus", enorme centro comercial y estación de tren donde se cruzan una docena de líneas.

Y siguiendo allí, rozando el cielo el "One World Trade Center", originalmente llamado "Torre del la Libertad", 541 metros, 104 plantas habitables y top ten de los rascacielos más altos del mundo. Allí subimos, a su planta 102 con un mirador de 360° desde donde la ciudad se detiene y guarda silencio. Es tiempo de observar, es tiempo de reflexionar y admirar cuanto vemos.

Comenzamos el martes por el norte de Manhattan pasando por Harlem, una zona de gran riqueza cultural y su  teatro Apollo, cuna de nacimiento de innumerables personajes de la música. Dicen que aún se celebra cada semana la "amateur nights", nuevos artistas de la música son juzgados por el público, aplaudidos o abucheados, de estas audiciones salió por ejemplo Michael Jackson. ¡Cosas de americanos!.

Al otro lado del río Hudson,  el extenso distrito del Bronx, cuna del rap y del hip hop, una población multicultural, no en vano se dice que aquí se hablan más de 75 idiomas. Después de parar a hacer una fotito frente al estadio de los Yankees, una agradable pausa para el cafecito en little Italy, en Belmont. Un tranquilo barrio residencial en el centro del Bronx.

Y siguiendo por el otro lado del río, cruzamos Queens para llegar a Brooklyn, nos acercamos al barrio de Williamsburg donde los judíos ultraortodoxos visten sus mejores galas, al parecer es día de fiesta para su secta. Túnicas, sombreros, tirabuzones y barbas largas, las mujeres, más recatadas: peluca, medias tupidas y faldas largas. Pertenecen a la comunidad Satmar, una de las sectas más estrictas y alejadas de la cultura moderna. Esta es sin duda una de las estampas que se te queda grabada en la retina.

Aprovechamos, ya que comemos a este lado del río, a cruzar andando el puente de Brooklyn, una bonita experiencia, el carril central elevado para los peatones sobre el río y los cuatro carriles de vehículos. Paralelo, no a mucha distancia, el puente de Manhattan y de frente el skyline que, según te acercas, la perspectiva dibuja en el horizonte las cambiantes líneas de los rascacielos. 

Y ya la mañana del miércoles, al sur de Harlem, el gran Central Park, un buen filtro para la polución y un excelente lugar para el deporte, el descanso, o para esconderte un rato del bullicio incesante de las calles. Por supuesto una parada en el rincón dedicado al gran John Lennon, frente al Dakota building, edificio donde vivía y dónde lo asesinaron.

Siguiendo hacia el sur una paradita en la Estación Central, "Gran Central Terminal", me gusta, me encanta el trajín incesante, sus ventanales enormes, su hermoso techo, su bonito y valiosísimo reloj central y sus arcos y callejuelas hacia todas partes. Un hormiguero de arquitectura perfecta bajo la 42St.

Ya en la calle elegante y majestuoso, el Crysler Building a un lado y al otro el One Vanderbilt, una moderna torre de la que hablaremos más tarde.

Como estamos cerca del edificio de las Naciones Unidas a la orilla del río East, nos acercamos a verlo. A sus pies una fachada con una pintura del reconocido artista callejero brasileño Kobra, simboliza la entrega del mundo de la generación mayor a la generación joven. ¡Ahí es nada!.

Y cruzamos a lo ancho Manhattan para llegar al Chelsea market, ya lo dije antes, a mí me parece parada obligatoria para tomar un descansito y disfrutar de sus locales dentro de lo que fue la antigua fábrica de galletas Oreo. Además desde allí mismo tomamos la High-Line, también lo he contado ya, un parque sobre la antigua línea alta de tren en el lado oeste de Manhattan. Paseamos disfrutando de su recorrido desde Chelsea hasta Hudson Yards, un nuevo barrio de rascacielos construido, como si nada, en los últimos ocho años sobre lo que era un depósito de trenes en funcionamiento. Hoy es una zona de moda en Nueva York, Los bajos de una de las torres lo ocupa "Little Spain", un extenso mercado para mostrar la cultura española a través de la gastronomía, carne, pescado y cualquier producto, siempre español, en las numerosas barras de bar, restaurantes y tiendas. Localizada exactamente a la altura de la calle treinta con la avenida 10. Los creadores de este proyecto son los cocineros José Andrés y los hermanos Adriá.

... Y nos queda contar las tardes y alguna de las noches, nos queda despedirnos de la gran manzana. ¡Así son las cosas!.

Foto que nos pasa Alexia